lunes, 16 de abril de 2018

Ahora Trump acusa a Rusia y China de manipulación monetaria


Sin duda que para esquivar la avalancha de problemas internos, Donald Trump ha vuelto a alzar la voz contra Rusia y China y esta vez para declarar que ambos países estan manipulando sus monedas. Tras la declaración de Trump, el dólar retrocedió frente al euro, libra, yen y yuan. La caída de la divisa estadounidense provocó una cascada de pérdidas en las bolsas europeas... "Rusia y China están jugando el juego de la devaluación de divisas mientras que EEUU sigue subiendo los tipos de interés", dijo Trump en su cuenta de Twitter. "¡No es aceptable!", agregó Trump, quien no ofreció más detalles al respecto.

La Reserva Federal (Fed), el banco central de EEUU, elevó los tipos de interés en marzo al rango de entre el 1,5% y el 1,75% motivada por el comportamiento de ciertos indicadores, y espera dos alzas adicionales a lo largo de 2018. Curiosamente, la semana pasada el Departamento del Tesoro emitió su informe semestral en el que evitó calificar a China de manipulador de divisas. Trump lo hace ahora, tras anunciar diversas medidas proteccionistas en las últimas semanas, entre ellas la aplicación de aranceles a las importaciones de acero y aluminio y ha propuesto una tarifas especiales para numerosos productos procedentes de China. Trump asegura que el objetivo de estas medidas es reducir el abultado déficit comercial con el gigante asiático. Pekín, por su parte, respondió elevando los gravámenes a algunas importaciones estadounidenses, lo que ha provocado un aumento de las tensiones en la escalada de esta guerra comercial entre ambas potencias.

Los coreográficos misiles de Donald Trump en Siria

Alfredo Jalife-Rahme

Quizá este teorema lo sopesan los estrategas de Rusia e Irán, quienes optaron por una actitud prudente frente a la andanada de misiles fallidos que no tocaron a rusos e iraníes en Siria.

Los 109 (sic) misiles coreográficos de Trump fracasaron acertar en 65 por ciento de sus blancos, según el ministerio de la defensa de Rusia que fue alertado por Francia (https://goo.gl/w8qu24), mientras los edificios bombardeados estaban vacíos (https://goo.gl/sXqHzh). Existe discrepancia sobre el conteo de los misiles: de 103 a 109. ¿Dónde quedaron los seis faltantes?

Es hilarante la participación de los 12 misiles de Francia y cuatro de Gran Bretaña (GB), lo que vale serias dudas de Le Figaro que, un día después, expone su “incierto resultado (https://goo.gl/Vno7g2)”, mientras en GB el líder de la oposición laborista, y casi próximo primer ministro, Jeremy Corbyn, arremetió contra la aventura de Theresa May: GB “no debe tomar instrucciones de Washington y colocar al personal militar británico en peligro (https://goo.gl/RuFZDX)”.

sábado, 14 de abril de 2018

Trump perderá la guerra con China

Eduardo Olier, El Economista

Donald Trump lanzó en su campaña electoral imponer unos aranceles que llegarían al 45% a ciertos productos chinos. Se trataba de forzar a China a negociar mejoras en la balanza comercial bilateral, muy negativa para los americanos: superior en 2017 a los 375.000 millones de dólares a favor de China. Lo primero que hizo en esta dirección fue cortar con el Tratado Transpacífico. Tanto el presidente, como su equipo, demostraron más rapidez que conocimiento de cómo se mueven las aguas por el Mar de la China y quién domina económicamente esa zona. De manera que un primer resultado de separar China de Estados Unidos fue impulsarla para convertirse, antes de lo esperado, en la economía líder del espacio global. Con la paciencia acumulada durante siglos, China esperó nuevos movimientos de su oponente que, con la celeridad de un tweet, siguió su estrategia de tratar de frenar el desarrollo chino con nuevos aranceles, sin darse cuenta que resulta ser China quien realmente domina el espacio económico en el Sudeste Asiático; donde tiene, entre otras ventajas, inversiones superiores a los 175.000 millones de dólares distribuidas entre sus socios comerciales, a lo que se podrían añadir otros 100.000 millones en los países del Golfo, y los 150.000 millones en África. Una imponente cifra.

La Trampa global, cómo nos han engañado

En estas horas aciagas y complejas, de gran tensión a nivel global, invito a ver este valioso documental de Adam Curtis realizado para la BBC y presentado durante tres domingos en horario prime, en marzo de 2007







Big Data, negocios y pérdida de confidencialidad

Asa Cristina Laurell, La Jornada

El escándalo de Cambridge Analytica y su manipulación de la información de Facebook para ayudar a la campaña de Donald Trump a construir fake news han puesto el tema de Big Data en el foco de la atención. Debería llevar a una discusión mucho más amplia sobre los usos y abusos de las grandes bases de datos. Lo que está en juego va más allá de la manipulación electoral y tiene en el centro la privacidad y la protección de la información personal de cada uno de nosotros.

Una primera cuestión a aclarar es que los usuarios de las redes o buscadores como Facebook, Whatsapp, Google, Explorer, etcétera, no son los clientes de estas empresas. Lo son otras empresas que usan los datos, por ejemplo, para promover cierto consumo o influir en la visión del mundo de decenas de millones de personas. El negocio es vender los datos de los usuarios de las redes gratuitas a estos verdaderos clientes. Recomiendo el artículo de Dylan Curran en The Guardian sobre este tema, que demuestra fehacientemente que nuestros datos no son confidenciales y que quien los tiene nos conoce mejor que nosotros mismos.

viernes, 13 de abril de 2018

La hipocresía del alto a la guerra química

Robert Fisk, Independent

Oh, la hipocresía de todo. Los innobles objetivos. La distracción. Las escandalosas mentiras y excusas.

No hablo del presidente estadounidense, dado a tuitear como si disparara un revólver, y su deseo de escapar a la incursión de la policía en la oficina de su abogado; claro que hay una conexión rusa. Y tampoco hablo de su desaseo más reciente. Tal vez la vida con Melania no sea estupenda en este momento. Es más distractor sentarse con los generales y ex generales y hablar de Rusia y Siria.

No hablo de Theresa May, que quiere salir de la zanja del Brexit con cualquier distracción propia: los ataques en Salisbury, Duma… incluso Trump. ¿Así que Trump telefoneó a Macron cuando la pobre dama creía que había ganado su mano? ¿Qué tonterías son esas?

Macron ha atado ahora su propia carreta a los sauditas contra el expansionismo israelí, y sin duda las ventas de armas al reino tienen algo que ver con eso. Pero qué triste que el deseo de los jóvenes presidentes franceses de actuar como Napoleón (puedo pensar en algunos otros) signifique unirse a una guerra en vez de negociar contra ella.

jueves, 12 de abril de 2018

Trump ordena atacar a Siria por presunto uso de armas químicas

David Brooks, La Jornada

El presidente Donald Trump anunció por tuit este miércoles un inminente ataque de misiles contra Siria, mientras el segundo republicano más poderoso del país expresó su intención de jubilarse, alimentando la percepción del hundimiento de su partido ante las próximas elecciones intermedias a consecuencia del repudio popular al mandatario más reprobado en la historia moderna del país.

Esta mañana Trump declaró vía tuit que está ordenando un ataque contra Siria, y se burló de que Rusia había prometido interceptar los misiles: “Prepárate, Rusia, porque (los misiles) estarán llegando, bonitos, nuevos e ‘inteligentes’. No deberías ser socio de un animal que mata con gas, que mata a su pueblo y lo goza!”

Poco más tarde, tuiteó: “nuestra relación con Rusia es peor ahora que nunca, y eso incluye la guerra fría. No hay razón para esto. Rusia necesita que le ayudemos con su economía, algo que sería muy fácil hacer, y necesitamos que todas las naciones trabajen juntas. ¿Poner fin a la carrera armamentista?”

Máquinas, inteligencia artificial y el futuro del capitalismo

Alejandro Nadal, La Jornada

La automatización preocupa a los economistas desde los albores de esa disciplina. La inquietud es que las máquinas roban o destruyen empleos, con todas sus implicaciones sociales. En su obra, David Ricardo introdujo un capítulo para descartar estos miedos afirmando que la destrucción de empleos se acompañaba a la postre de una mayor creación de puestos de trabajo.

Mucho tiempo después, John Maynard Keynes escribió en su ensayo sobre las Posibilidades económicas de nuestros nietos que el progreso técnico en la economía llevaría a un incremento sin precedente en el bienestar de la población mundial. Según él, en unos cuantos años la semana de trabajo podría reducirse a unas 15 horas. En las sociedades humanas habría más tiempo para el cultivo de las bellas artes y las disciplinas de la ciencia. Pero, cuidado, advertía Keynes: durante algunos años todavía necesitaremos que la avaricia y la usura sigan siendo nuestros dioses, pues sólo así podremos salir del túnel de la necesidad económica y descubrir la luz del día.

Pero las máquinas no se construyen por la naturaleza, señaló Marx en los Grundrisse. En respuesta a las ingenuas consideraciones de John Stuart Mill (y de Keynes) explicó que tampoco tienen por objeto reducir el esfuerzo físico que realizan los seres humanos. Su destino es extraer la mayor cantidad de plustrabajo bajo el sistema de explotación capitalista.

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