jueves, 15 de junio de 2017

Estudio demuestra que la desigualdad en la riqueza está drásticamente subestimada

Gabriel Black, wsws.org

Un estudio publicado el 28 de mayo por el economista de la Universidad de California en Berkeley, Gabriel Zucman, y dos colegas escandinavos, “Evasión fiscal y desigualdad”, demuestra que la desigualdad en la riqueza global está siendo subestimada drásticamente en las estadísticas oficiales debido a lo exitosos que son los multimillonarios para evadir impuestos.

De acuerdo con el documento, los ultra ricos en el 0.01 por ciento de ingresos más altos ocultan el 25 por ciento o más de su riqueza. Esto se debe principalmente a la explotación de paraísos fiscales extraterritoriales que les permiten evitar pagar impuestos sobre sus ingresos lejos de donde los devienen o de donde viven.

El estudio demuestra, una vez más, que los súper ricos viven bajo una ley propia, en un mundo completamente separado de la inmensa mayoría de la humanidad. A principios de este año, la organización Oxfam informó que sólo ocho hombres controlan tanta riqueza como la mitad más pobre de la humanidad. Sin embargo, los resultados de este nuevo informe sugieren que la concentración de riqueza es aun mayor.

Los autores del documento escriben: “Los muchos conjuntos de datos utilizados en este artículo pintan la misma imagen: la probabilidad de ocultar activos se eleva muy fuertemente con la riqueza, incluso dentro de los grupos más altos. Como resultado, la riqueza extraterritorial resulta estar extremadamente concentrada. Según nuestra estimación, el 0,01 por ciento de la distribución, posee cerca del 50 por ciento de ella [la riqueza en el exterior]”. Concluyen “esto implica que el 0,01 por ciento oculta aproximadamente el 25 por ciento de su verdadera riqueza”.

Zucman le explicó a Los Angeles Times: “Hay una gran industria que brinda servicios de gestión patrimonial para los súper ricos de todo el mundo. ... Una vez que se cruza un cierto umbral de más de $50 millones de dólares, se les ofrece estos servicios”.

Los autores del estudio, Annette Alstadsaeter, Niels Johannesen y Gabriel Zucman, se basan en varias fuentes para hacer su análisis. La primera y más importante proviene de los datos filtrados del HSBC Private Bank (Suisse), el brazo suizo de HSBC, el sexto banco privado más grande del mundo. Los datos del HSBC Private Bank (Suisse), develados en el 2015, muestran cómo es que el banco oculta miles de millones de dólares de dinero gravable perteneciente a corporaciones como Google y Amazon, así como de una variedad de clientes extremadamente ricos. El flujo de dinero sucio que fue expuesto a través de esta filtración de información alcanzó a figuras como el expresidente estadounidense, Bill Clinton, varios otros multimillonarios y figuras públicas.

Otra fuente que utilizan los investigadores son los datos de los Papeles de Panamá, la masiva filtración de archivos en el 2016 de la firma de abogados Mossack-Fonseca con sede en Panamá. Estos archivos mostraron cómo esta oficina de abogados hizo millones de dólares ayudándoles a políticos y a los súper ricos a ocultar su dinero para evadir impuestos.

Una tercera fuente que utiliza el estudio son los datos de las autoridades fiscales de Noruega, Dinamarca y Suecia que muestran los datos de hogares que voluntariamente revelaron activos previamente ocultos a cambio de una amnistía fiscal. Zucman y sus colaboradores fueron capaces de hacer concordar los activos expuestos por la filtración del HSBC del 2015 y los Papeles de Panamá con los datos gubernamentales de los países escandinavos. Este método les permitió entender la cantidad promedio de riqueza que los multimillonarios dijeron tener frente a lo que realmente tenían en cuentas no reveladas.

El estudio demostró que en Noruega, cuando se agregan los activos extraterritoriales, los súper ricos noruegos muestran un aumento del 30 por ciento en sus ingresos; es probable que el aumento sea mayor en otros países.

“Debido a que la mayoría de las economías latinoamericanas y muchas economías asiáticas y europeas poseen mucha más riqueza en el extranjero que en el caso de Noruega, los resultados encontrados en este país serán probablemente menores que en la mayoría de los países del resto del mundo”, señalaron los autores.

Zucman le comentó a Los Angeles Times, que “Hay buenas razones para creer que la pendiente tan inclinada [en la evasión fiscal de los ricos] también sea el caso de EEUU”.

De acuerdo con cifras conservadoras del Servicio de Rentas Internas de EEUU —las cuales no cubren los paraísos fiscales legales— no se pagan $406 000 millones en impuestos cada año. Una investigación sobre los datos filtrados de HSBC en el programa “60 Minutes” de CBS News, encontró que Swiss Bank, administrado por HSBC, tenía cuentas de unos 4000 contribuyentes estadounidenses que poseen una riqueza superior a los $13 000 millones de dólares.

La evasión fiscal individual que destaca el informe es, sin embargo, sólo parte de un fenómeno mucho más amplio. La evasión fiscal en EEUU es un fenómeno que ocurre literalmente a escala industrial y que está integrado en el modelo de negocios de las principales corporaciones estadounidenses.

Se ha estimado que las firmas estadounidenses tienen cerca de $2 billones de dólares en efectivo en valores en cartera extraterritoriales, en gran parte para escapar el pago de impuestos en Estados Unidos —una cantidad aproximadamente equivalente al 14 por ciento del producto interno bruto estadounidense.

El ejemplo más notorio es Apple, que tiene $240 000 millones de sus $256 000 millones en reservas de efectivo en el extranjero, a fin de evitar pagar impuestos sobre este dinero si lo llegare a repatriar. Al mismo tiempo, toma prestadas decenas de miles de millones de dólares en EEUU, en gran parte con el fin de recomprar acciones y pagar dividendos para aumentar el valor de sus propias acciones.

La operación de esta lógica aparentemente perversa —tomar préstamos mientras tienen un océano de dinero en efectivo— es el resultado de las decisiones políticas de la Reserva Federal de Estados Unidos desde la erupción de la crisis financiera del 2008 dirigidas a impulsar el aumento de la riqueza de la élite financiera.

Su política de flexibilización cuantitativa, con la que han inyectado alrededor de $4 billones de dólares en el sistema financiero estadounidense, junto con el mantenimiento de tasas de interés muy bajas, significa que Apple sólo tiene que pagar intereses que oscilan entre el 1,6 y el 4,3 por ciento para financiar operaciones que aumentan el valor de sus acciones —esto es mucho menos de lo que tendrían que pagar en impuestos si decidieran repatriar los activos financieros que posee en el extranjero.

Como resultado de estas y otras maquinaciones financieras, el valor total de Apple en el mercado pasó los $800 000 millones a principios de este año y está bien encaminado a la marca del $1 billón, mientras que el costo social de estas operaciones lo sobrellevan millones de familias de la clase trabajadora que están privadas de servicios vitales porque se afirma que el gobierno no tiene dinero para pagar por estos servicios.

No obstante, Apple es sólo el mayor ejemplo de un proceso que se extiende por todo el mundo corporativo. Entre los otros grandes tenedores de reservas de efectivo en el extranjero están: Microsoft, con $113 000 millones; Cisco Systems, con $62 000 millones; Oracle, con $52 000 millones y la matriz de Google, Alphabet, con $49 000 millones de dólares.

Estas cifras subrayan el hecho de que la evasión fiscal y las ganancias obtenidas por los “malhechores con grandes riquezas” no son simplemente el resultado de sus acciones individuales, sino son el producto de un orden económico y político de, por y para los ricos.

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